AÑO…

Jaume Patuel

    No resulta fácil hacer un artículo sobre un evento que siempre, cada ciclo de tiempo, se repite: Inicio de año. Además, es símbolo o relato de una forma de vivir: el campesinado en el campo. Y nosotros estamos en otro mundo en el que la tecnología marca el tiempo.

    ¿Qué adjetivo o acompañante ponerle? Nuevo, feliz, discreto, compartido, secreto, fatal, horrible, desastroso, bueno, bonito y  tanto otros que la persona lectora se les puede inventar a gusto personal y de forma espontánea.

     Por eso a Año no le he puesto ningún acompañante. Constato el hecho.

     Por otra parte, la forma de celebrarlo es diversa según las culturas. Cada cultura tiene una propia riqueza que no hace falta despreciar, sino todo lo contrario, cultivarla, conocerla porque el diálogo intercultural es de una gran riqueza, básicamente establecido en la lengua nativa, no la colonial. Más ahora que nunca. Y recalco más ahora que nunca, pese a las sequías, las guerras, los golpes de poder político o militar y no digamos financiero, como el actual, por el momento imparable. O el poder de la prensa, comprada o pagada, dirigiendo o creando opinión a las masas o grupos. Sin embargo, entiendo y pienso que la Humanidad avanza. Cierto, despacio, pero avanza. El Horizonte del futuro es humanizante. Y más ahora con este mundo digital con las redes sociales virtuales, pero con efectos reales, no imaginarios. También es cierto que es una herramienta que puede crear buen ambiente como puede destrozar a personas.

     Entiendo, por tanto, que interesa informar de que las cosas van bien o se progresa. Da la impresión de que una minoría, ciertamente poderosa económicamente, por tanto, con poder pero no con cultura ni madurez integrales, quiere presentar un panorama negativo, desastroso, en el fondo provocado por esta misma minoría. Así pueden seguir gobernando, imponiendo unos criterios que resulten favorables a los intereses de estas poderosas minorías sin consideración de los demás.

    Si aceptamos que esto es así, podría estar equivocado, también encontramos unas masas o grupos humanos muy conformistas, sin criterio propio, pero exceptuando unos pocos, pensando que es el propio. Es necesario entonces potenciar la capacidad crítica de estas mayorías y grupos. No es fácil, pero sí, y más que posible, muy probable. Y agrietar el pensamiento único. Además, también se realiza. Cuántas revistas o periódicos libres dan pie a reflexionar, a elaborar un pensamiento propio a raíz de una información no pervertida. Y no digamos lo que nos presenta este mundo digital de internet, que existe de todo. Una herramienta tan nueva que produce un cambio de pensamiento, costumbres,

criterios  de tal forma que genera una nueva visión de la caminata de la humanidad.

       ¿Dónde vamos? Las máquinas o resortes técnicos se imponen. Es una realidad que espanta, pero es así. Esa nueva herramienta que favorece el crecimiento, permite curar enfermedades, superar dificultades… al mismo tiempo, puede ser malvada, pervertida, usada contra la humanidad. Este punto genera una gran paranoia o la teoría de la conspiración. Queda claro que el problema no es la técnica ni la economía, sino quien la dirige. Economía y técnica no son valores, pero generan valores.

    Hay dos hechos que hay que tener presentes y quizás actuar. Un gran aumento de funcionarios para atender a las máquinas. Las máquinas dan puestos de trabajo, pero también los sacan. El cuodlibeto es si estos nuevos funcionarios están al servicio de las máquinas o las máquinas a su servicio. Dilema que pide criterio maduro en la persona que se encuentra frente a la pantalla. Cuántas herramientas que ayudan a mejorar la vida, se vuelven o las devuelven en contra. Al menos hay que ser conscientes de ello, que no es poco.

     Y el otro, las ideologías utópicas. No aquellas que presentan un horizonte que empuja, da luz porque ilumina nuestro metro cuadrado (m2), le entusiasma y alienta. Además, puede comprometer a una paz humana de una nueva justicia, no violenta, respetuosa. Y qué bien se entiende cuando se contempla vivida por personas o grupos. Es una realidad: PAZ HUMANA.  Pero la otra paz poderosa, como en tiempos del Imperio Romano: la PAX ROMANA, fruto de violencia, guerras, controles y otros medios. Uno de esos medios, desgraciadamente, la religión. Hoy, en el siglo XXI, es la PAZ OCCIDENTAL NEOLIBERAL o AMERICANA con las mismas características de la Edad de Oro del tiempo de Augusto. Y aún más clara: resulta excluyente a millones de personas. Somos 8.000 millones de Seres Humanos en la Tierra. Un grave y profundo problema humano. No es fácil de resolver. En el norte hay miedo a tener hijos, una demografía baja. En el Sur se tienen hijos por miedo, demografía alta. Los algoritmos, como los programas, se imponen. Los seres humanos no cuentan… Y lo vemos porque nos toca de cerca, ¿qué ocurre entre Rusia y Ucrania? Armamento por encima de las personas….Civiles a la guerra… Bombardeos sin piedad… masacres violentas…odios actuados…. e impotencia total en los dos Pueblos.

      Año sin adjetivos. Lo hacemos nosotros desde nuestro m2.

     Y creo que hace falta más comunicación, que conexión. Es decir, cuando conectamos no significa que nos comuniquemos. Es necesario diferenciar, elaborarlo y ser seres humanos en un mundo de máquinas. Un año para continuar humanizando y el primer paso está en el m2. Uno/a consigo mismo/a.

   Así y todo: AÑO… ¿cómo? HUMANIZANTE.

Jaume PATUEL PUIG (1935).

Pedapsicogogo

jpatuel@copc.cat

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