LA EUTANASIA, UN AUTOCIDIO.
Entiendo que podemos considerar la eutanasia como un autocidio, pero ni un suicidio ni un homicidio. El poder del Estado tiene el derecho y el deber de liberar el sufrimiento del Pueblo enviando a la juventud a una muerte segura. Muerte, o por suicidio (por fracaso emocional o desesperación), o por homicidio legal (matar al enemigo). Tal vez ambos con decoraciones. La guerra Rusia-Ucrania ya se ha cobrado a fecha del 23 de febrero de 2025, entre 167.194 y 234.669 hombres, según el bando. Unos 30 mil civiles (homicidios, ciertamente; suicidios también, pero ningún autocidio puesto que nadie quería la muerte propia ni la ajena). Dejemos a un lado la cantidad exacta, pero la edad se encuentra entre los 18 y 30 años. Una generación. Y, no ocurre nada. ¡¡¡Todo por la paz!!! Y pienso que ocurren muchísimas cosas: El suicidio como fracaso y el homicidio como venganza son dos actos inhumanos: No humanizan ni mucho menos. Y más cuando se sabe que las guerras son “negocio” … a pesar de que la Constitución del Estado Español, específicamente en el artículo 30, expone que “los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España”, esto plantea la cuestión ¿qué ciudadanos serán recluidos en caso de un conflicto armado que debiera participar? Y sin olvidar nunca que en las guerras actuales se matan a las generaciones del futuro. Y no se les consulta, sino todo lo contrario. Un derecho del poder del Estado a enviar a una muerte segura.
Pero, en cambio, cuando una persona con mente clara, inteligencia clara, con sentimientos claros y afectos maduros, decide que la vida ha tenido sentido o no quiere morir demente o no quiere sufrir inútilmente o no quiere alargar la vida puesto que no tiene sentido y decide “avanzar” el momento de morir; cree que seguir viviendo con forma degenerativa no es continuar una vida digna, ni cualitativamente humana; o siente que ya ha hecho una misión y quiere morir como Sócrates con coherencia, dignidad y despidiéndose de los alumnos, amigos, y familiar resulta que puede hacerlo legalmente. ¿Por qué?
Según la actual ley, supongamos que no por demasiado tiempo, quedan excluidos de penalización el equipo médico oficial; el resto, no. Pienso y entiendo quién toma una decisión de este cariz realiza un “autocidio”; además, la ley no debería penalizar en absoluto a quien está a su lado por ayudarle, si es necesario. ¿Qué habría abusos? ¿Qué ley al principio no trae abusos? Pero poco a poco se va normalizando… Y ejemplos, a cantidades. Podríamos construir la definición de autocidio según la chatGPT: decisión consciente y voluntaria de una persona de poner fin a su vida de forma digna, con o sin asistencia médica, sin ser considerado un acto de violencia contra sí mismo ni contra los demás.
Hablamos de un tema de plena actualidad. Cuántas veces se oye decir a muchas personas: Dios mío, llévame, ¿qué hago aquí? U otros: No quisiera morir así. O: ¿Por qué sufrir y hacer sufrir sin necesidad? Esta visión se tiene en hospitales, geriátricos, soledad, familia y madurez. Simplemente, avanzar el momento de dejar de respirar, para sentirse libre o en otro nivel de conciencia, es ejercer un derecho de libertad, no un deber. Toda eutanasia es una opción personal que no hay que imponerla ni por ley ni por moral. Es la libertad frente a la muerte biológica, no de la vida.
Cuando un acto humaniza el fin de una vida, cuando uno es consciente de desear no vivir más y poder compartir el fin de su vida, que es avanzar el momento de morir, con los ojos abiertos, agradecido, amando la vida: ¿Es esto un acto que no humaniza? Lo que no humaniza al Estado del derecho y del deber es impedirlo o esperar a que uno no tenga ya conciencia de sí mismo/a, una enfermedad degenerativa o una demencia fuerte o que caiga en el Alzheimer o de otras situaciones. Entonces: paliativos… pero nunca, “una eutanasia”. Es decir, no gozar de una digna muerte, fruto de una digna vida, vivida en libertad interior.
¿Qué «Dios» permite esta deshumanización? ¿O no es, tal vez, un «dios» construido por la mente humana? ¿O un «dios» al servicio del miedo al poder del Estado de no poder decidir la muerte de sus súbditos? Se les envía a suicidarse como homicidar. Es la ley de la guerra, pero ¿humaniza?
Con esta reflexión intento que se vea la eutanasia como un acto de amor, de humanidad y dignificar la vida. Pero dejando claro que no es hablar ni de suicidio, que se puede considerar fruto de una enfermedad tanto física como mental, o fracasos emocionales o económicos. Es decir, el suicidio o darse a sí mismo/a la muerte como fracaso de la vida. Contra esto hay que luchar, educar. Y ahí entra, desgraciadamente, el suicidio de muchos adolescentes y gente problemática y algunos casos con problemas. Es necesaria una buena ayuda humana para hacerles ver la vida con otra mirada. Sin olvidar que el suicidio es una pandemia mundial. He oído decir que acontece un suicidio en el mundo cada minuto.
Como tampoco hablo del homicidio: matar a otro ser. Tampoco es humano, es muy inhumano. Matar por matar, matar por odio, matar por venganza, matar a la guerra, matar por no controlar el temperamento como en otros casos, no humaniza nada. Pero otra cosa es la ayuda a quien entiende y comprende que ha hecho una vida plena, que ve que no tiene sentir continuar la forma de vida que sufre ahora; ayudar a una persona así para que no espere una muerte «inhumana» o «no deseada», no es matar, sino ayudar a morir dignamente. ¿Qué «Dios» no querría este acto humano amoroso, de respeto, de confianza, de gratitud por la vida emprendida, vivida y poder dejarla con dignidad, con los ojos abiertos, con gratitud y con una oración de acción de gratitud?
Cómo debe ir cambiando el sentido de la muerte, y sería necesario añadir el adjetivo “biológica”. Cómo vivir la muerte que se acerca o que uno decide ponerle fin. La negación me hace recordar cuántas veces hemos oído decir: ¿Qué hago aquí? O hijo, ¡dame una píldora!! ¡¡¡¡O, no quisiera morir así!!!! El miedo a tomar una decisión de estar al lado de la persona que toma una decisión que es libre, voluntaria, espiritual, para amar la vida que es amar una “digna o buena muerte”: eutanasia.
No al suicidio, no al homicidio; pero sí un clamor a la eutanasia: avanzar el momento de morir, que no es dejar de vivir, sino terminar bien el vivir: autocidio. La muerte biológica, como nos enseña la historia y cualquier reflexión espiritual, no es un valor absoluto; ciertamente, un gran valor, pero siempre relativo.
Cito sólo un autor francés, Jacques Pohier, (1926-2007), teólogo y psicoanalista, que ha sido secretario y presidente (1984-1995) del ADMD y que publicó un libro: LA MUERTE OPORTUNA (1) … Un buen texto para comprender el cambio necesario de mentalidad. Al final del libro, menciona: Un punto de vista católico positivo a favor de la eutanasia voluntaria. Es siempre y muy claro una decisión libre del que la pide, y queda claro que nunca está impuesta.
Conlleva esta visión, en mi opinión, un trabajo interior de una nueva conciencia o modificación de mentalidad en la sociedad. ¿Quién es el Estado para negar una muerte digna, cuando envía a la guerra y la muerte es distanasia? Es necesario todo un trabajo mental en la sociedad; de ahí las asociaciones del DMD (el Derecho a Morir Dignamente) como tenemos aquí en Cataluña y otros lugares. Así como la necesidad del Documento de las últimas Voluntades Anticipadas (DVA) para no llevar inquietud a las personas que deben intervenir. O poder impedir que el amor (?) de un padre niegue la eutanasia a la hija que en plena y firme conciencia la pide.
Siento y pienso, en mi opinión, que, si un ser humano tiene plena conciencia de sí mismo según su propia antropología o vivir que la vida biológica, que es necesario vivir plenamente, es un despliegue de conciencia y al morir biológicamente, la Conciencia o la Vida continúa; u otra visión de totalidad de la vida humana aquí y ahora, ¿Qué sentido tiene prohibir una decisión plena y consciente de poder optar por decir: Ya he vivido bien y dignamente, y así deseo morir? ¡Qué buen encuentro, traspaso con la “Plenitud” o con “Dios amoroso”! La eutanasia es un acto de amor a vivir con dignidad el fin de la vida biológica; un autocidio. Así me lo narraba una persona que toda la familia apoyó cordialmente la decisión de su padre: Una paz en todos.
Jaume PATUEL PUIG (1935)
Pedapsicogogo
jpatuel@copc.cat
(1) POHIER, Jacques. LA MUERTE OPPORTUNE. Los droits de vivientes sur el fin de leur vie. Ed. Du Seuil. París, 1998. ISBN 2-02-034973-6.