VACACIONES

Jaume Patuel

    El mundo psiquista se encuentra siempre entre un “antes o ahora y un después”. Sobre todo no sólo en el mundo terapéutico estricto sino también en el relacional profesional. Y esto requiere un tiempo de silencio o reflexión como de reposo.

     Un tiempo de reposo en un trabajo existe desde que los humanos se hicieron ganaderos y agricultores. Algunos agricultores tenían épocas del año con mayor trabajo y otros de relativo descanso. Otros agricultores se organizaban de forma que pudieran dedicarse a al menos dos tipos de cultivo diferentes, o dos actividades, complementarias en el tiempo y para poder subsistir.

    En la Europa medieval las universidades empezaron a hacer unas «pausas» en la época estival para que los estudiantes trabajaran en el campo en la época de cosechas. Esta larga pausa estival en el sector docente se mantiene todavía hoy en día.

   Pero las vacaciones como entendemos en derecho laboral aparecieron mucho más tarde, a consecuencia de la Revolución industrial. La organización del trabajo sufrió una crisis que hizo que las relaciones y condiciones laborales cambiaran completamente respecto a las de antes. La tecnología energética y mecánica aportó las máquinas y fábricas; y el capitalismo sólo tenía en cuenta la producción y beneficios económicos de los dueños sin consideración social alguna respecto a las demás personas. Trabajaban niños y mayores, todos los días de la semana, en jornadas de más de doce horas. La situación fue tan penosa para la clase obrera que en el siglo XIX empezaron a organizarse entre ellos para luchar por una vida más digna, se desarrolló un movimiento obrero y el sindicalismo, y algunos nuevos economistas empezaron a introducir factores sociales y humanos en sus teorías. La alta burguesía empezaba a permitirse épocas de vida sin trabajo, imitando temporalmente a la aristocracia. Algunos iban a residencias de verano y a balnearios de cuidados de belleza y salud. Mientras, los obreros empezaban a reivindicar una calidad de vida mínima y sentar las bases para poder crear conceptos como la limitación de la jornada laboral o las vacaciones, aunque todavía estaban muy lejos de hacerlas realidad.

     En realidad, ni siquiera la idea de vacaciones existía antes del siglo XX. Sólo a partir de los años veinte del siglo pasado se empezó a comentar, de forma todavía dispersa, algo que poco a poco iría tomando cuerpo hasta poder asimilarlo con lo que hoy entendemos por vacaciones. Y el mundo psiquista ya empezó al disfrutarlo. Freud fue un ejemplo, así se lee en su biografía.

    Las primeras vacaciones retribuidas a los trabajadores no empezaron a existir hasta los años treinta, gracias al Frente Popular. Hacia los años cuarenta, el derecho a las vacaciones se difundió a más grupos de trabajadores. En España son un derecho constitucionales desde 1978. Sin olvidar que en algunos países todavía no existen. Y las cosas van evolucionando lentamente siempre que la Humanidad vaya madurando integralmente con buenos líderes de masas, hoy no están. Y esto es uno de los ámbitos a trabajar por parte del mundo psiquista. Y cito sólo un ejemplo del combate en plena actualidad: La Fondation Européenne  pour la Psychanalyse (FEP) ha escrito a los futuros posibles presidentes de la República en relación a la función del psicoanálisis para la salud pública. Representado por Gérard Pommier. ¡Qué lejos está la salud mental o integral a nivel público en considerar la psicología dinámica o profunda! Y en nuestro país, como en el estado español, entiendo que pasa lo mismo. Un gran trabajo en entrar en la palestra social a pesar de las críticas de cierta parte del mundo psiquista.

    En resumen, ¿cuál es la tendencia actual? El mundo global en base sólo neoliberal necesita una visión mucho más amplia, pero no quita que existe una pluralidad total de visiones sociales como culturales. Por eso hace falta nuevos conceptos de vacaciones ante la semana de cuatro días de trabajo, el teletrabajo, el nuevo mundo digital, la esclavitud de sueldos bajos, las terapias on line, el metaverso y otras realidades. Donde queda ya la frase tan comentada, pero todavía válida: ¡No te lleves el trabajo a casa!

     Creo oportuno citar un texto de uno de los grandes psicólogos de las profundidades, C.G. Jung (1875-1961). Ninguna escuela debe encerrarse en sí mismo.  Una visión global del mundo psiquista es necesario, pero una acción local o escuela concreta se precisa. Siempre abiertos, nunca exclusivos. Situación  muy actual en nombre de la ciencia. La pregunta es: ¿de qué ciencia? O más a fondo: ¿Qué es la ciencia?

    Los paréntesis son míos: Muchas neurosis (es decir, inadaptaciones a la realidad diaria) están basadas principalmente en la incapacidad de percibir las exigencias del alma (la interioridad); incapacidad debida a las quimeras pueriles de cariz luminoso (Peter Pan o narcisismo de escuelas). Sería ya hora de que el asunto psicológico actual (el mundo psiquista) admitiera que no es cuestión de dogmas o profesiones de fe sino que se trata de la actitud religiosa (término hoy, muy plural, y tiene nombres distintos. Uno de ellos : la calidad humana profunda o también el proceso de maduración integral. Afortunadamente, un debate abierto… ) que es una función psíquica importante, enorme, inconmensurable y en lo que hace indispensable el sentido de la continuidad histórica (hay que hacer nuevos relatos de los Pueblos y el relato de cada ser humano)”. Un texto de lectura atenta y discutida como discutible. A la sociedad actual le falta un relato que anime: el Ánima/Ánimus, lo que anima, inspira, empuja, impulsa, energetiza o el aliento vital. Hay que prestar atención para no dejarnos llevar como respuesta definitiva actual por el “cerebrocentrismo”. El piano o instrumento musical necesita siempre al pianista o al músico: Inseparables o una sola realidad.

    Dicho de otra forma: las vacaciones implican desconectar de la vorágine diaria del trabajo o algo parecido para poder dedicar tiempo a uno mismo de tal forma que pueda despertarse y ver cuál es la realidad:  ¿Cómo disfruta de este tiempo? Y, además, como decíamos antes es un derecho. Pero, ¿lo tiene todo el mundo? He aquí otra de las cuestiones actuales.

   Además debería poder permitirse unos momentos al día “vacare” para vivir dignamente. El término viene del latín, que significa: libre, nada que hacer. O en referencia al indoeuropeo: vacío. Ese tiempo diario tan necesario como vital y sabido, pero no actuado. Y como siempre, caso por caso.

   Ante esta pluralidad, cito un pensamiento de Santiago Ramón y Cajal (1852-1954): “Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en lugar de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza e ignorancia”. No hace falta comentarla, pienso.

   ¿Qué concepto se tiene de VACACIONES? Sólo existe la respuesta personal desde el propio m2 y conducido por el ego. Y si no tiene pensamiento crítico propio somos marionetas de los sistemas de dominación en pleno S. XXI. Hay que ser realistas, no ilusorios, pero sí ilusionados. Freud presentó el lema: Amar  y trabajar.

Jaume PATUEL PUIG (1935)

Pedapsicogogo

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