LA GRATITUD

Jaume Patuel

 

Si valor es lo que da vida y estímulo para la salud «integral», uno de estos valores es LA GRATITUD. Saber decir «gracias. A todos, incluso al enemigo. ¿Paradoja u oxímoron? El enemigo es siempre una persona. Y toda persona tiene su dignidad.

  Gratitud viene del latín que tiene el sufijo «tud», que indica una calidad; y «gratuito» que significa agradable, bien recibido, agradecido. Por lo tanto, quien ejerce la cualidad, la acción de saber lo que es agradable, bueno, satisfactorio, dice «gracias». Pero este valor no cae del cielo, como no cae del cielo, nada. Todo se aprende. Es un trabajo de todo ser humano. Y saber decir «gracias» es un aprendizaje que entra por ósmosis, no sólo por las  indicaciones paternas: «Di gracias», cuando los padres nunca lo dicen o no lo hacen. Además, la raíz última de gratitud viene del indoeuropeo: elogio. Decir gracias es un elogio a la persona que hace algo beneficioso para mí. Pero, fruto a la vez, de un reconocimiento interior. Si sólo son palabras obligadas, no tiene efecto como «valor».

   El valor de la gratitud es universal, ya que en todas las culturas hay palabras y gestos que sirven para reconocer las buenas acciones de los demás. Aparte de la palabra “gracias” en los diferentes idiomas, expresamos agradecimiento con algún gesto (una sonrisa, una ligera inclinación de cabeza, un gesto con la mano… y la creatividad de cada persona). La ósmosis o esta conexión se puede proyectar a todas las personas que nos rodean. Asimismo, el hecho de que nos sentimos agradecidos tiene un efecto en nuestro interior. Los que no experimentan este sentimiento son seres humanos desagradecidos. Vale la pena recordar l dicho  castellano: «Es de bien nacido ser  agradecido».

   Pero, desgraciadamente, la memoria humana es muy frágil, desagradecida, egoística y autista. ¡Cuántas fiestas nacionales esconden masacres!  Recordar lo que se hizo «bien», escondiendo las matanzas humanas. Y es un hecho actual que sería necesario «revisar». Doy por ejemplo, la revisión que Francia hace de Napoleón, el intocable.

  Y por otro lado, hoy en día, por las neurociencias sabemos que cuando generamos sentimientos de gratitud en nuestros pensamientos, activamos el sistema de recompensa del cerebro, situado en un área llamada «Núcleo Accubens». Este sistema se encarga de las sensaciones de bienestar y placer en nuestro cuerpo. Cuando el cerebro identifica que pasa algo bueno, que hay cosas en nuestras vidas que merecen un reconocimiento y estamos agradecidos por ello, libera dopamina; un neurotransmisor importante que aumenta la sensación de placer.

     Por tanto, las personas que expresan gratitud viven en altos niveles de emociones positivas, satisfacción con la vida, vitalidad y optimismo. El hacer actos desinteresados ​​sinceros conlleva  una recompensa psicosomática. De ahí también un valor de los valores: la salud física y emocional.

   Hay una gran psicoanalista Melanie Klein (1882-1960) que tiene un precioso artículo, cuyo título es «envidia y gratitud» (1952). Llega a la conclusión de que la envidia en atacar las relaciones tempranas, básicamente con la madre, es uno de los factores más poderoso que mina los sentimientos de amor y gratitud. Del hogar emerge la escala de valores.

  Y en lugar de consideraciones abstractas, especulativas o argumentadas, prefiero pasar a mencionar algunas citas que nos ayuden a comprender la gratitud, como un valor fundamental en la vida para crecer, madurar y establecer buenas relaciones:

   Nada es más honorable que un corazón agradecido (Séneca).

   Haz uso de la gratitud como una capa y esta cubrirá cada rincón  de tu vida. (Rumí)

   Si la sola oración que dijiste en toda tu vida fue gracias «, esto 

          ya sería suficiente. (Maestro Eckhart)

    La esencia de todo hermoso arte es la gratitud. (Nietzsche)

   La gratitud es un deber que hay que pagar, pero que nadie tiene

              el derecho de esperarlo.  (Jean Jacques Rousseau)

     La gratitud no es sólo la mayor de las virtudes, sino la madre 

            de todas las demás.  (Marcus Tellius Cicerón)

     La ingratitud es la esencia de la vileza.  (Emmanuel Kant)

     La ingratitud es la hija del orgullo.  (Michel de Cervantes)

     La gratitud es la memoria del corazón. (Jean Batiste Massieu)

    Actúa con amabilidad, pero no esperes gratitud.  (Confucio)

     La sonrisa es un rayo de luz en la cara.  (Thackeray)

     Ciertas cosas pueden captar o capturar tu mirada, pero mira

          sólo las que pueden capturar tu corazón.  (Proverbio sioux)

     Y finalizo con un proverbio alemán: «El tiempo es capaz de destruir todo lo construido y la lengua todo lo que aún está para construir».  Y así como la palabra agradecida puede salvar muchísimas cosas, la envidia lo puede destruir todo. Y sin personas no hay valores. Si bien las personas pueden fallar, pero no así los valores.

   Además, la gratitud es una gran vacuna contra el pesimismo, la depresión y más en tiempo pandémico. Que nuestra memoria no sea frágil ni  olvidadiza sino rica de gratitud. Es muy sano.

Jaume PATUEL

Pedapsicogogo.

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