AMADA LUNA

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Vaya por delante que cualquier similitud con nombres, situaciones o lugares son “puritita” coincidencia fruto de la traicionera casualidad. Es un sueño, un espejismo, una quimera, algún duende embrujado.

Supongamos que su nombre es Juan, supongamos que ella se llama Eva( los dos terrenales aunque… de vez en cuando les guste viajar hasta la luna. Superan los cuarenta y muchos).

Hace unos años sus caminos se cruzaron, él nada sabe de ella, ella nada sabe de él. Hola! Adiós! 4 ó 5 palabras no más… es todo lo que hablaron.

Hubo algo que nunca jamás sucedió!

Así pasan uno…dos…tres… cuatro años!!! Un día Eva caminaba hacia la estación y se encontraron, uno en cada acera y en direcciones opuestas. Ese día Juan cruza la calle para salir a su paso y provocar un encontronazo, gira la cara hacia ella con gesto tenso y enfadado evitando mirarla. Ella aprovecha y mira a capricho su cara para poder dibujarla, el color de su piel, cada arruga, marca y músculo tensado. En los ojos… nada, no hay mirada!

Eva recoge su mensaje “ Puedo pasar a medio metro de ti y no verte, no existes para mi !, además tengo muy mala leche y estoy enfadado!”

Ella sonríe divertida de la pataleta de Juan recibida.

“Demasiadas molestias para tan burdo mensaje” “Demasiado dolor para ser estrechado”.

Eva mientras le miraba pensó “ No te gustan las palabras pero si ser escuchado, mírame a los ojos prueba a adivinar lo que estoy pensando…

“Algún arrumaco te faltó, pero si alguien te dañó…busca en otro lado porque NO FUI YO!”

Ahora Juan abre y cierra la puerta a su antojo, ahora Juan cuando viaja siempre lo hace solo…

 Se volverán a encontrar, el lugar es pequeño y todos transitan las mismas calles. Quizá para entonces Juan habrá pisado tierra, quizá para entonces ella haya ganado su guerra.

Juan fuiste muy “valiente” para cruzar la calle y despreciarla y “cobarde “ en no hacerlo nunca para agradarla!

Querido Juan! Juan de mis entretelas! Recuerda… Tu cuerpo ya ha hablado pero si no pronuncias palabra seguirás encarcelado.

Colorín colorado este cuento se ha acabado, que para amar y ser amado el dardo ha de estar perfumado…

 

Mª Dolores Aguilera Luque