A-MOR
Empezaré con una etimología ficticia. A, el alfa griega, significa privación. Y «mors», del latín, muerte. Por tanto, donde no hay muerte, hay vida: A-MOR. Esta palabra ha movido tierras, ha producido tormentas. Podríamos decir o afirmar que el ser humano además de ser “homo sapiens”, también es “homo demens”. Hay que conjugar las dos vertientes: sentido común y delirio. La historia está llena de casos. Pero el amor no es una idea o creencia, es toda una vivencia, expresada en su base y en su expresión, de corporeización o corporeidad. El amor se siente, vibra, caliente…